El cáncer de páncreas es una neoplasia maligna que se origina de células transformadas que surgen en los tejidos que forman el páncreas. El tipo más común de cáncer de páncreas, que representa el 95% de estos tumores, es el adenocarcinoma (tumores que exhiben arquitectura glandular en el microscopio óptico) que surge dentro del componente exocrino del páncreas. Una minoría surge de las células de los islotes y se clasifican como tumores neuroendocrinos. Los signos y síntomas que finalmente conducen al diagnóstico dependen de la ubicación, el tamaño y el tipo de tejido del tumor, y pueden incluir dolor abdominal, lumbago e ictericia (si el tumor comprime el conducto biliar).

El cáncer de páncreas es la cuarta causa más común de muertes relacionadas con el cáncer en los Estados Unidos y el octavo en el mundo. El cáncer de páncreas tiene un mal pronóstico: para todas las etapas combinadas, las tasas de supervivencia relativa a 1 y 5 años son del 25% y 6%, respectivamente; para la enfermedad local, la supervivencia a 5 años es aproximadamente del 20% [3] [4] mientras que la mediana de supervivencia para la enfermedad localmente avanzada y metastásica, que colectivamente representan más del 80% de los individuos, es de aproximadamente 10 y 6 meses respectivamente.